sábado, 8 de marzo de 2008

me siento bien cuando anda lo tecnológico

Domingo en el baldío. Las rosas sujetas al mástil. La mujer anciana sin bastón. Su novio sin caramelos ácidos.
¿En el balcón? ¿O en el galpón? Chicas despiertas, sin camisón.
Ahí para toda la vida.
Para los niños pequeños, peces al agua limpia. Regalos: peceras rebalsantes y hojas con sinopsis de novelas de la infancia.
La elefantita y sus bebés.
Yo acá, contigo, Aníbal. Hoy para el mundo, mañana para vos.
Perdón por el exceso de azúcar en las comidas. Los postres que preparaba durante esos lejanos años en la montaña, protección de la salud de toda una familia. Sí. Mi familia, y otras familias más. Familias muy débiles con amor para todos. Qué cosa esos recuerdos, guardados en un paquete brillante y chiquito.
Hoy abierto.
Qué lindo este bienestar.
Los niños y sus padres, maleducados, van por la ruta con sus discos (su transporte hacia cualquier lado). ¿Qué clase de discos?
Discos enormes y también chicos. Tamaños a su medida. La música esa, para mí es pura envidia.
Qué llena de agua tu casa. Hagamos la limpieza en otros tiempos, hoy mejor la quietud en las superficies cómodas y calentitas.
Okey.
La misa de las 8 y un apuro enfermante.
Un perfume oculto y las creencias de las bailarinas. Ellas vestidas igual pero de diferentes colores. Tan perfectas y sus comentarios para mí, hirientes.
¿Por qué?
Mi amor hacia ellas es casi infinito.
Elijo la distancia con esas mujeres preciosas para mi purificación acelerada.
Aníbal, soldado en la ciudad, tanta tristeza en tu corazón, tan alejado de mis propias necesidades. ¿Verdad que sí?
Perdón.
Los dos sin misterio, hace rato.
¿Casualidad? Imposible. Nunca casualidad.
Salidos del mismo país, a la misma hora, por el mismo pasillo, en ese gran aeropuerto. Separados. Después juntos, vistos por una princesa visitante del país. Todos tan desorganizados con llantos en la espera de nuestras valijas.
Vos y yo con la misma valija.
Otro viaje en ese momento. Para mí, inesperado pero lleno de emoción. Primera clase, para mí la primera vez ahí. Vos no, ¿verdad? Por tu trabajo. Claro, totalmente comprensible.
Todos los mencionados en el nuevo pequeño avión: las bailarinas, la anciana, su novio, los chicos y sus padres, las chicas, parientes de ambos.
¿Vos y yo familiares? Sí, pero muy muy lejanos.
Domingo anocheciendo.
Desde acá veo la ciudad plana. Admiro las canchas de tenis y las piletas. El mundo como mi casa de muñecas. Esa es la elección de todos los de acá arriba, no sólo la mía.
¿Pastelería arriba del avión? Cuántos colores y los sabores a frambuesa, pistacho, vainilla. Un poco derretido demás pero por nada del mundo me quejaría. Pastelitos compartidos. Las manos de las bailarinas en mis manos. Simplemente sorprendente. Y todo por el viaje en avión.
Gracias, Aníbal.

5 comentarios:

Paisanito. dijo...

yo todavia ando enemistado con algunas que otras tecnologìas!

me gusto mucho este blog,

vas a mis link

un abrazo enorme!

tatatata dijo...

tu escritura me inspira, eso significa que es buena

Unknown dijo...

No fué fácil seguirlo, pero me dieron ganas de vivirlo.

ME gustó lo de "Mi familia, y otras familias más. Familias muy débiles con amor para todos. Qué cosa esos recuerdos, guardados en un paquete brillante y chiquito"

Saludos del león oscuro

Fernando dijo...

kati, el diseño de tu blog es tan inestable como el mío.

Marlene dijo...

me gustó lo que comentaste en el blog de fer
tu depto de soltera será una belleza. es sabido.