lunes, 19 de mayo de 2008

Opening night

El comité la recibió con los brazos abiertos. Todos listos para abrazarla, literalmente. Eran 42 y estaban parados uno al lado del otro con sus vestidos de gala y sus smokings. Nunca la habían abrazado tantos hombres. Cuando le tocaba una mujer descansaba y se entregaba a ellas como si fueran hermanas o primas. Pero cuando venía un hombre sin importar su aspecto físico o su magnetismo sentía con fuerza la energía del pretendiente. De un hombre que va a insistir para lograr su cometido. Miró para el costado mientras abrazaba a una chica gorda con vestido de pana verde. Era como caer sobre un sillón espectacular para dormir una siesta espontánea. Quedaban al menos 10 tipos más. Realmente creyó que no podría aguantar. Que le agarrarían convulsiones o un desmayo. Después pensó que ni siquiera iba a aguantar hasta que le diera un ataque. Que no. Por favor. ¿Podía entrar al comité dejando los abrazos por la mitad? ¿O dar la mano al resto de los que le quedaban? ¿Podría abandonar el comité y quizás volver a entrar cuando se sintiera más preparada para el contacto? Estaba dispuesta a hacer de nuevo todos los sacrificios. Incluso de volver a abrazar a todos los que ya había abrazado. Pero que le dieran unos meses más de preparación, aunque sea. Se dio cuenta de que ya había sobrepasado el límite de tiempo con el vestido verde de pana. La miró a los ojos y sonrió. Pasó al siguiente. Era un hombre lindo. Esos hombres que se casan con una mujer que tiene mucha menos belleza que él y todas se preguntan qué habrá hecho ella para capturarlo. Tenía algunas canas, pero eran gris oscuras, y le quedaban bien. Eso pensaba todo el mundo. Incluso ya tenía su pequeña pancita pero su virilidad se sentía en todo el salón. Ahora ella tenía que abrazar a ese hombre. Al más deseado de todos. La mujer estaría mirando y las mujeres del mundo la estarían mirando. Todos los ojos ahí. Cuando tanta gente te presta atención, pueden adivinar lo más íntimo de tu ser en ese momento. No. Ella no estaba dispuesta a desnudar sus sentimientos. No podía abrazarlo aunque tuvieran que matarla, no lo iba a abrazar. De ninguna manera. El tipo le dio la mano y la atrajo hacia él. Le dio un abrazo corto y seco. Ella pudo sentir el desodorante. Era el mismo que usaban su hermano, su papá y su ex novio. Qué raro. Se rió con ruido. El tipo la soltó e hizo una pequeña reverencia. De repente sintió que las mujeres dejaban de mirarla, y que el resto de los abrazos, eran pan comido.

2 comentarios:

malén dijo...

me encantó

tatatata dijo...

ay me gusto de mas, me vinieron muchisimas imagenes
sos grosa