sábado, 30 de mayo de 2009

de a poco

Cuando ya estaban sentadas en el avión, la madre le comentó a Juana al pasar: "No te asustes si ves que en las noches Pete sale por la puerta trasera y aparece recién durante el desayuno con algún cambio en su apariencia".
Juana miró por la ventana y su madre le preguntó si la había escuchado. Sí, le contestó Juana.
Su madre siguió hablando, bien bajito, para que el hombre negro sentado al lado de Juana no la escuchara. "Peter sabe lo que hace. Sino nunca hubiera llegado hasta ahí. Un día cuando se vaya a trabajar" hizo una pausa y tragó saliva, "o se escape por la noche, te voy a mostrar su vestidor. Es impresionante. La mucama le deja todo así. Ordenadito por color. Parece ese negocio de corbatas que está en el Alto Palermo.¿Lo ubicás? Ese que no tiene puerta, es como un hueco en la pared."
A todo esto Juana intentaba encontrar a ciegas en su mochila el minúsculo aparatito para escuchar música. Pensaba en Paola. Pensaba que ahora que se iba, a Paola nadie la iba a entender. No era una freak para ella. No era eso. Paola era música pura, era como el agua, a Paola la podía transportar a todos lados. Era suya. Pero no podía llevarla con ella. Y eso estaba bien.
Juana se sentía bella dentro de ese avión. Le transpiraban las manos cuando decidía mirar hombres a los ojos. Hombres maduros sentados con sus esposas o viajando por trabajo. Hubiera deseado que le tocara al lado de alguno de ellos para recostar su cabeza en su hombro. Deseaba algo con ellos. Deseaba que le llegue una nota de un hombre misterioso del avión. Alguien que le invite a algún lado. El corazón de Juana era un rayo de bicicleta. Era pura llama. Y cuando empezaba a pensar en lo que se venía, la rueda giraba tan rápido que Juana no sabía para que lado mirar.
Su madre seguía hablando. Lloraba, temblaba del miedo "Juana, no te asustes vos, yo te voy a cuidar. Peter es un buen tipo. Te lo prometo." Antes de que dijera "to" apareció la azafata más hermosa de la tierra y les ofreció bebidas. Juana tomó Ginger ale. Su madre agua, con la que tragó una pastilla. La pastilla asustó a Juana, que escuchaba una canción llena de violencia, tan triste.
Las dos se durmieron. Juana apoyó la cabeza en el hombro de su mamá.
Los pies se les fueron hinchando muy de a poco.

5 comentarios:

Agostina Luz dijo...

es como extranjero y local. es lindo, me encanta que se va metiendo más adentro de ella y me gusta que su corazón sea un rayo de bicicletas.
besos.

thecleaner dijo...

que lindo volver a leerte. estas al aldo mio jaja beso te quiero

car dijo...

me gusto tanto leer tu blog y l de las chicas que me hice uno....!


riorevueltorio.blogspot.com

vamos a ver que sale!

beso ka y me gustaria verte un dia

Una chica asi dijo...

es cierto, parece un cuentito con aires de otros lados y también de acá. Me encantó.

Agostina Luz dijo...

me encanta esa foto
de arriba