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Chocaron sus manos, se guiñaron el ojo y se subieron a sus autos. Cada uno sacó una conclusión distinta pero escucharon la misma radio.
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Una mujer mareada vuelve a subirse a la montaña rusa. Piensa que fue ahí más que nada porque le parecen buenos los precios del restaurante, en relación con la calidad. Su espalda nunca estuvo tan derecha.
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Un grupo de plomeros se junta a jugar adivinanzas. Nadie se acuerda bien cómo fue que se conocieron.
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Mi peor amigo y yo nos queremos dar la oportunidad de cambiar la relación. Nos juntamos a escondidas del resto. Compartimos un cigarrillo. Nosotros no fumamos. ¿Creerían si digo que después los dos tuvimos mucho sueño?
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Cuando pide que le rasquen la espalda es un signo de que tiene confianza con esa persona. Qué extraño cuando te rascan y llevás puesto un sueter muy grueso. O cuando no podes delimitar dónde es que te pica exactamente.
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A tus hijos no les gusta lo que yo preparo. Son flacos y dañan su garganta permanentemente. ¿Cómo me doy cuenta de que eso te preocupa de verdad?
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Gente callada por tanto tiempo es el augurio de una traición o de una fiesta sorpresa.
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Un helicóptero desciende sobre un jardín a medianoche. La familia entera lo recibe en pijamas. Alguien fantasea con una guerra de agua. Qué bien que haya gente con esos pensamientos.
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Va de generación en generación. Pero no es contagiosa.
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Nápoles, Roma, Venecia, Milán, Pisa. Eran cinco, eran esas, eran en ese orden. Tengo cosas más íntimas para contar.
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6 comentarios:
gracias katy.
yo tambien paso por el tuyo.
lindos textos breves
nos olemos
ayy me encanta
tiny girl
yo tmb leo tu blog
un beso katia!
siempre hay algo que me suena extranjero cuando leo. és buenala sensación.
besos de cabotaje!
el 5 el 7 y el 9 me quedaron en la cabeza porque ayer en un colectivo los recordé. además con el 5 me siento plenamente identifica, me encanta que me rasquen la espalda
besoska
mirá. te agrego a mis blogs recurrentes
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